El rendimiento de tu caldera de biomasa depende de cómo almacenes la biomasa
Cuando pensamos en una caldera de biomasa, lo primero que nos viene a la cabeza suele ser la propia máquina, cuánto calienta, si es automática, cuánta energía consume… Pero algo que muchas veces se pasa por alto es cómo y dónde guardar el combustible, un factor que puede marcar la diferencia en el rendimiento de la caldera y cuánto tarda en calentar.
Un buen almacenamiento garantiza que el combustible llegue en un estado óptimo a la caldera, y eso, se traduce en eficiencia, menor consumo de este y menor cantidad de problemas.
El combustible o biomasa, necesita estar en un entorno seco, limpio y que ademas, esté en un formato que sea fácil de transportar y de quemar. Si está húmeda, su poder calorífico baja, y cómo resultado, tienes que utilizar una mayor cantidad para conseguir el mismo calor que si estuviese bien conservado, lo que implica un mayor gasto y menor rendimiento.
Tipos de sistemas de almacenamiento más comunes
Al pensar en instalar una caldera de biomasa, lo primero que se nos viene a la cabeza suele ser el equipo en sí. Pero es igual de importante decidir cómo vas a guardar el combustible. Elegir un buen sistema de almacenamiento te aseguro que se mantengan en buen estado y que todo funcione como debe.
El sistema de almacenamiento ideal no es el mismo para todos. Depende de varios factores, como el tipo de biomasa que vayas a usar, cuánta consumes a diario y si prefieres encargarte tú mismo o disfrutar de un sistema automático mucho más cómodo.
Silos metálicos o de obra
Los silos metálicos o de obra son una excelente opción para quienes usan calderas de biomasa. Estas estructuras cerradas están pensadas para guardar grandes volúmenes de pellets o astillas pequeñas, manteniéndolos protegidos y listos para usarse.
Lo mejor es que pueden conectárselos directamente a la caldera, lo que permite que se alimente de forma automática, sin que tengas que estar pendiente todo el tiempo. Ademas, muchos cuentan con sensores que te avisan cuando toca rellenarlos y sistemas de ventilación para mantener la biomasa seca y en buen estado.
Eso sí, antes de elegir este tipo de silos, hay que tener en cuenta algunos detalles. Para empezar, su instalación requiere una inversión inicial considerable, aunque a medio plazo puede compensar gracias a la comodidad que ofrecen. También es importante contar con suficiente espacio vertical, ya que estos silos suelen ser estructuras altas y necesitan una buena ubicación para funcionar correctamente.
Hangares o almacenes cerrados
Si necesitas mucho espacio y vas a trabajar con biomasa de mayor tamaño, como astillas más gruesas, restos de madera o residuos agrícolas, los hangares o almacenes cerrados son una opción muy útil. Este tipo de almacenamiento es común en instalaciones grandes, como fincas, cooperativas o fábricas.
A diferencia de los sistemas automatizados, aquí el movimiento del combustible se hace con maquinaria, como palas o cintas transportadoras. Por eso, requiere más atención diaria y algo más de mantenimiento.
Además, como no es un sistema completamente cerrado, hay que vigilar más las condiciones de la biomasa, la humedad o una mala ventilación pueden afectar si no se controla bien. Tambien hay que contar con más espacio físico y personal capacitado para manejar el equipo auxiliar.
Contenedores modulares
Los contenedores modulares son soluciones compactas, perfectas para quienes buscan algo práctico, fácil de instalar y sin complicaciones. Se transportan con facilidad y se conectan rápida a la caldera, lo que los hace muy populares en edificios públicos, colegios, hoteles o comunidades que apuestan por las energías renovables.
Muchos de estos sistemas permiten la alimentación automática del combustible, tienen incorporados sensores de seguridad y no requieren grandes obras, lo que los convierte en una excelente opción para espacios reducidos.
Eso sí, al ser más compactos, su capacidad de almacenamiento no es tan grande como la de otros sistemas, por lo que si tu instalación necesita grandes cantidades de energía cada día, pueden quedarse algo justos. Además, hay que tener en cuenta que, al ser estructuras móviles y prefabricadas, pueden tener una vida útil un poco más corta si no reciben un buen mantenimiento.
Consecuencias de un mal almacenamiento
Un almacenamiento ineficiente no solo complica el día a día, también puede tener consecuencias importantes como:
- Pérdida de energía por combustión ineficiente
- Fallos o averías en los sistemas de alimentación
- Acumulación de residuos o bloqueos en los conductos y tuberías
- Mayor consumo de combustible y aumento de los costes operativos